UPA asegura que el CETA perjudicará a la agricultura y a la ganadería Aragonesa
El tratado de libre comercio con Canadá, aprobado por el Parlamento Europeo, perjudicará a muchas personas y sectores y beneficiará solo a unas pocas multinacionales. Así se ha manifestado la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, que cree que el CETA se postula como un nuevo “acuerdo injusto” en el que la sociedad europea –y en especial el sector primario- “no sacará nada en claro y sí verá aparecer nuevos competidores que dificultarán su supervivencia”.
La organización agraria UPA asegura que la aprobación del acuerdo de libre comercio con Canadá es una mala noticia para el sector agroalimentario europeo. Los agricultores fundamentan su preocupación en que el CETA abrirá las puertas del continente a un país que competirá con los productores europeos “con ventaja previa”.
“En Canadá impera un modelo de macrogranjas superproductivas con las que es casi imposible competir”, explican desde UPA ARAGÓN. “Sus costes son menores, ya que utilizan productos y siguen normativas más laxas que las europeas, y eso nos coloca en una situación de clara desventaja”, aseguran. El vacuno de carne y el porcino son los sectores más vulnerables ante esta situación y podrían sufrir importantes caídas de precios.
Los productores ARAGONESES dudan de que el CETA vaya a beneficiar a ningún sector dentro de nuestras fronteras, incluso a los más exportadores, como las frutas y hortalizas, el vino o el aceite. Desde UPA Aragón temen que, de beneficiar a alguien, será a las grandes multinacionales comercializadoras, y no a la inmensa mayoría de agricultores y ganaderos.
“Estaremos vigilantes”, señalan desde UPA ARAGÓN, “para exigir que impere el principio de precaución y se vigile cada kilo de producto que Canadá quiera exportar a Europa”. Aunque no guardan muchas esperanzas, ateniéndose a cómo funcionan los sistemas de control de la UE en acuerdos como el de Sudáfrica o el de Marruecos. La realidad es que en Canadá hay menos control del uso de fitosanitarios, semillas, antibióticos y hormonas de engorde, un hecho “que debería preocupar a todos los europeos”.